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Mujeres II

Posted in Mujeres, Postales, Postcards, Vintage, Women with tags , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , on junio 7, 2008 by Ninona

  

A UNA MUJER QUE PASA, de Charles Baudelaire

 

La calle atronadora aullaba en torno mío.

Alta, esbelta, enlutada, con un dolor majestuoso

una dama pasó, recogiendo con mano fastuosa

las oscilantes vueltas de sus velos,

 

ligera y distinguida, con piernas de estatua.

De súbito bebí, crispado como un loco,

de su mirada lívida, donde germina el huracán,

la dulzura fascinante y el placer que aniquila.

 

¡Un relámpago… después la noche! Fugitiva belleza

cuya mirada me hizo, de un golpe, renacer.

¿Salvo en la eternidad, no he de verte jamás?

 

¡En todo caso lejos, ya tarde, tal vez nunca!

Que no sé a dónde huiste, ni sospechas mi ruta,

¡tú a quien yo hubiese amado; oh tú, que lo sabías!

 

 

 

  

Este soneto apasionado, delicioso, tan gráfico, es un retrato perfecto, casi documental, de una mujer elegante, urbana, del siglo XIX. Tiene versos profundamente descriptivos y delicados: “La dama pasó, recogiendo con mano fastuosa las oscilantes vueltas de sus velos”. Es una frase que ha quedado como una verdadera fotografía de la elegancia, del porte, quizás de la presencia perenne de esas mujeres que tanto fascinaron a pintores, poetas y artistas. Y fue en París, en sus calles, donde esa nueva mujer y esa voluntad de afirmación se pasearon para ser vistas y recogidas por los ojos asombrados de todo el mundo.

 

  

 

  
También las postales, como este poema de Baudelaire, como los cuadros de Boldini o de Tissot, como la urgente instantánea de cualquier fotógrafo que empezase a trabajar la agitada vida urbana de ese tiempo, son un reflejo de esta nueva perspectiva sobre lo femenino. “A una mujer que pasa” es el retrato fugaz de la delicadeza, de la innata elegancia, de la composición involuntariamente bella de una dama que miramos hoy con la admiración de quien la reconoce como la madre de todas las artes.